Adversities to the legitimate right to deport from the Dominican Republic
National Territory – Deep-rooted inability to jugular the entry of immigrants, intercepted in dribs and drabs by border routes, make binational mafias persist that bring travelers illegally, above all, because such associations of criminals are not decapitated, lacking, in addition, to exercise greater control over the collaboration of authorities that the managers of this infamous traffic buy., so much for some of the factors that oppose the significant official effort to prevent the presence of a floating and illegal population from the point of view of the indeclinable right of the State to regulate it.
The collateral effects for areas of the economy are worrying due to the lack of selectivity that has prevailed in repatriation operations that should include more efforts to separate from those imprisoned for rapid expulsion those who can justify, minimally and with some documentation, their settlement on this side of the border, to fill the jobs for which Dominicans do not appear. An opportunity to regularize these should be granted at the discretion of well-informed and prudent authorities so that the remedy is not equal in detriment to the transgressive overpopulation.
After minimal verifications, those who seem to have been crossing sovereign limits to wander in search of income of all kinds would deserve that with respectful treatment of their rights, they enter buses (not trucks) to be removed from the national territory. They are part of the marginalization that most conspire against the validity of laws applicable to immigration, candidates to live in ghettos that grow near and far from territorial limits.
Other contributions encourage this phenomenon of immigration that exceeds regulations against the country’s capacity to absorb them without damage to national resources, sovereignty, and coexistence. The lack of protection persists with insufficient wages established here and that, by way of consequences, reserves hard work for foreign labor in the fields and construction that, although their advantageous employers deny that they work for less money, the overflow of foreign supply has put down the salaries of worke—the implacable law of supply and demand.
An alternative provided on a silver platter reduces cos. It guarantees abundant employer profits with crowds of braceros who have continuously arrived from the poorest country in the Americas and are one of the most degraded globally in terms of protection for its citizens. Welcomed by another local crowd: employers incapable of submitting to limits on their rights to hire labor and undesirably pressured by the above: the scarcity of national human resources.
RELENTLESS USA
República Dominicana no debe ser juzgada por lo que hace con inmigrantes (siempre que no desconozca sus derechos) apartándola del contexto de lo que ocurre en otras partes del hemisferio. Estados Unidos, el más poderoso imán de atracción a incursiones externas, es también de mayor apego a sus normas jurídicas: coloca inviolables límites a las estancias de permanencia u ocasionales y sus autoridades se caracterizan por no exceptuar de consecuencias a quienes violan sus normas y condiciones para el otorgamiento de residencias permanentes y naturalizaciones.
El Congreso de los Estados Unidos legisla con periodicidad anual para actualizar las leyes de regularización que, en sentido general, son un asunto federal y no importa lo que digan Estados liberales y consecuentes con las comunidades de extranjeros. Los famosos santuarios están en vías de extinción. En Norteamérica los inmigrantes están bajo una minuciosa clasificación y no todos tienen los mismos derechos. Muchos trabajadores llegan con autorización temporal, al cruzar con autorización previa fronteras del norte y del sur y, tan pronto se cierran los ciclos en que son necesarios para la producción, son puestos de patitas fuera del territorio de la primera potencia mundial.
EUROPA LA DURA
El continente que el ortodoxo secretario de Defensa norteamericano de la era de Bush hijo, Donald Rumsfeld, definía como «conservador y anticuado», no tiene empacho alguno en combatir presencias ilegales y sus dirigentes proclaman sentirse «obligados a impedir y reducir la inmigración irregular». Cada país de esa parte del globo se mantiene irreductible en sus políticas de retornos forzados hacia lugares de origen, de todo el que a sus territorios llega sin llenar formalidades.
Una restricción que incluye una crueldad terriblemente circunstancial, por el hecho de que muchos que intentan llegar desde otros países cercanos, subdesarrollados y fracasados institucionalmente, navegan hasta costas de la Unión Europa con una precariedad que tiene en cifras altas los naufragios. El Mediterráneo traga muchas vidas cada año.
GARROTE HÚNGARO
Coincidiendo con la dureza verbal anti-inmigrantes de Donald Trump, el primer ministro de la excluyente Hungría, Viktor Orbán, calificó recientemente de venenosos y «no necesarios», a quienes llegan a su país de manera irregular desde el exterior. Reclamó nuevas leyes contra ellos y vaticinó la desintegración de la Unión Europea, por su «corrosiva política» de cara a la inmigración. Así habló el mandatario supremo de un Estado que es miembro de esa unión y de la OTAN, el pacto de fuerzas militares occidentales.
Criticó acremente la «generosa» política de asilo alemana, subrayando que aquí, en Hungría, «nunca los dejaremos entrar». Otro funcionario de su Gobierno anunció un curioso programa para enviar en aviones de vuelos continuos hacia Bruselas, la capital del sistema europeo de naciones, a todos los inmigrante ilegales que pisen tierra en Hungría. Aquel país construyó un muro fortificado con púas afiladas, más alto que el que levanta el presidente Luis Abinader contra cruces desde Haití y que allá costó 800 millones de dólares. Está más rigurosamente patrullado por tropas rodantes y bien apertrechadas que cualquier otro segmento del territorio húngaro.
ESPAÑA DICE ¡NO!
El reino de la Madre Patria ha llenado todo un capítulo de su historia con la colocación frenética de obstáculos contra miles de personas procedentes de Marruecos, que permanentemente pretenden cruzar los límites geográficos que rodean el enclave español en el continente africano. Allí se instaló primeramente la impenetrable valla de Ceuta, para cerrar el paso a inmigrantes.
Una repulsa a extranjeros, considerados chocantes y conflictivos para la cultura hispana, que comenzó tan pronto la superioridad con asiento en Madrid descubrió un brote de cólera en un Marruecos de insalubridades causadas por la pobreza. Antes de lo que canta un gallo, surgió en 1971 un muro más definitivo contra multitudes que así han querido entrar siempre a su tierra prometida.
Después, en 1999, el carácter infranqueable del límite geográfico entre la falta de comida de Marruecos y la abundancia ibérica, se hizo más ostensible con un valladar de sólidos alambres de más de tres metros de altura y coronado por un sistema de puntas afiladas aptas para destrozar pieles y musculaturas en marcha a pretender ingresos a un espacio territorial que no las quiere.
LIMITACIÓN VALIDADA
A la luz de las normativas internacionales, lo más que puede pretender la Organización de las Naciones Unidas en el borde domínico-haitiano, es que en todo momento se respeten los derechos que razonablemente asisten a todo migrante, lo que significa no hacerlos objeto de detenciones arbitrarias, torturas o expulsiones desproporcionadas. Más que no deportarlos por indocumentados como legítimamente siempre debe serles posible a los Estados, lo que las consideraciones humanitarias validan es:
Refrain from running over them and prevent particular groups from doing so while regulating: Regulating the hiring of immigrants who are exploited by employers who rely on the documentary marginalization of those fleeing their own territories.
Punish abusive employers, protect immigrants from violence and abuse perpetrated by human traffickers, and take action against hatred and xenophobia. In a decalogue, the following appears:
“The task of fulfilling human rights requires the adoption of positive measures to ensure that these rights become a reality; and for migrants, that means applying alternative measures to detention and ensuring access to health care, education and other social services.” It does not claim the right to enter countries without submitting to their laws.
This is possibly the worst translation I have ever read.